Día Nacional de Conmemoración de las Personas Fallecidas Producto de la Pandemia de COVID-19.
Año 2020, comenzaba una nueva década de este siglo, donde ya pensábamos que habíamos visto las cosas más insólitas, en un país que se caracteriza por infortunios naturales (terremotos, incendios, inundaciones, etc.).
Durante ese verano, mirábamos de lejos las noticias que llegaban desde China, Wuhan se llamaba la ciudad donde todos enfermaban y morían en la calle, a causa de un extraño virus. Todo esto parecía más una película apocalíptica que las noticias del bloque internacional.
Ni siquiera alcanzamos a reaccionar cuando el primer contagiado aparecía en nuestro país los primeros días de marzo, en la emblemática ciudad de Talca. Un par de semanas después, las calles estaban vacías, los hospitales llenos y todos especulaban sobre este virus venido desde el otro lado del mundo. Aparecían teorías conspirativas, soluciones caseras para mejorarse, reuniones clandestinas ante la prohibición de juntarse y un toque de queda total.
Los funcionarios de salud parecían astronautas listos para descender en la luna por sus trajes, que profesionales entrando a las salas de aislamiento intentando salvar las vidas de las decenas de personas que llegaban a los centros asistenciales.
Todos conocimos a alguien que lamentablemente perdió la vida por el COVID, nos sorprendimos cuando nos contaron que aquel compañero de trabajo o ese vecino con quien conversábamos, ya no estaba, que de un momento a otro lo habían intubado y luego sin siquiera poder despedirse ya había sido sepultado, sin familiares ni amigos.
El virus nos enseñó mucho más que saber de dónde venían las vacunas que pusieron al mundo en orden otra vez, nos enseñó que ese dicho “la vida cambia en un minuto” es real.
En todo sentido el año 2020 se sigue sintiendo tan cerca pero tan lejos, porque ya son cuatro años desde aquella película apocalíptica que todos vivimos de diferentes formas, de sentir esperanza cuando el primer embarque de vacunas aterrizó un 24 de diciembre en Chile, de añorar como nunca poder abrazarnos y volver a vernos.
En memoria de nuestros funcionarios, que perdieron la vida a raíz del COVID, a quienes mostramos nuestros respetos.